Las propiedades de segundo uso suelen tener una buena relación ubicación-precio-tamaño, por lo que los inversionistas deciden renovarlas para obtener un beneficio al vivirla, otros inversionistas lo hacen para recuperar su valor y revenderla mas alta.
Antes de invertir en la remodelación de un inmueble, debes considerar hasta dónde puedes modificarlo y cuánto te va a producir.
Te recomendamos contratar los servicios de un especialista para realizar una valoración técnica de la construcción antes de comprarla, aunque hay ciertos detalles de los que puedes darte cuenta tú mismo:
-Impermeabilización: observa la calidad de los acabados y si existen humedades o grietas, intenta establecer sus causas y si ya se resolvieron. Si se trata de fisuras o grietas,
asegúrate de que no sean fallas en la cimentación.
-Instalaciones sanitarias e hidráulicas: prueba llaves de lavabos y regaderas, descarga de inodoros y que no haya olor a drenaje en la casa.
-Instalación eléctrica: pregunta sobre el consumo de energía eléctrica para tener una idea de la edad y calidad de la instalación.
-Carpintería: el inmueble no debe tener polilla o carcoma.
-Fugas: cerciórate que no las haya, especialmente en la planta baja.
-Instalaciones especiales: verifica que todas funcionen, bomba de agua, puerta eléctrica, cocina integral, calentadores de agua, elevadores, equipo de aire acondicionado, filtros de albercas, etc.
Sin duda una buena remodelación ayuda a que una vivienda gane vida, plusvalía y que se convierta en un buen negocio, “pero en casas antiguas o muy deterioradas, cambiar acabados no es suficiente”. Si llega a ser necesario que la remodelación sea más profunda, que toque instalaciones o, en algunos casos, que se tengan que reforzar las estructuras, deberías revaluar tus intenciones. Considera en cuánto se vendería después de hacerle las mejoras necesarias y define si vale la pena.