El efecto Trump ha provocado gran incertidumbre en los distintos mercados del mundo lo que ha propiciado que vislumbren ciertos elementos de riesgo. También se ha generado por factores completamente internos. En México hoy se puede distinguir que está comenzando una sobre oferta de oficinas que hace que el ciclo interno del mercado inmobiliario esté en un proceso de alza de los precios.
A diferencia de la crisis del 2008 hoy las empresas son más institucionales. Por esa razón, expertos recomiendan actuar con prudencia pero sin caer en la indecisión. El mayor riesgo está dentro de quienes invierten. El pensamiento estratégico es muy importante. Las decisiones deben apoyarse en un profundo y completo análisis y de una empresa sólida y confiable.
El mercado está del lado de los compradores, según información de Real Estate Market México, refiriéndose a aquellas empresas sin deuda y con liquidez para invertir. Por otro lado puede ser que el mercado se depure dado que muchas empresas puedan asumir riesgos. Por lo contrario se podría dar una coyuntura para que se ajusten los precios en zonas del país donde estaban muy inflados.
El 2016 fue un año positivo para el mercado inmobiliario mexicano a pesar de lo previsto en materia financiera; se cayeron los precios del petróleo, ajustes en la poítica monetaria de Estados Unidos, la elección presidencial del mismo país, el Brexit y el crecimiento lento de China. Se dio internamente, una fuerte volatilidad en la paridad del peso frente al dólar y se incrementaron las tasas de interés de referencia de Banxico que repercutieron en el costo del crédito. Sin embargo en el último trimestre del año pasado, se rompieron récords de construcción de corporativos en Ciudad de México y de centros comerciales en todo el país.
El tipo de cambio puede ser un factor que afecte al mercado inmobiliario mexicano. Los costos de construcción dependen de cotizaciones internacionales, sus precios han sido impactados por la volatilidad del peso frente al dólar. En 2016 muchas empresas absorbieron estos costos pero finalmente el ajuste cambiario repercutirá en los precios finales.
Las propiedades residenciales se cotizan en dólares lo que implica un encarecimiento en pesos para los compradores nacionales. Sin embargo las cotizadas en pesos se abaratan mucho más en términos de dólares como en mercados de la costa. Por otro lado las rentas de inmuebles comerciales afectarán a quienes renten y no tengan ingresos en dólares. Habrá quienes por esta volatilidad busquen renegociar sus contratos a pesos.
Por el incremento de las tasas de interés, el costo de los créditos hipotecarios y el crédito puente han aumentado lo que va a hacer difícil su acceso. Esta alza afecta la capacidad de fondeo de los desarrolladores y la de pago del cliente final.
La edificación productiva es el pilar de la industria de la construcción pero para este año será moderado por la sobre oferta de oficinas. La edificación residencial tiene menos dinamismo debido a que prácticamente la edificación representa la mitad del valor generado por las empresas constructoras.
El panorama es incierto. Lo más recomendable es seguir tomando medidas prudentes y precautorias. La estrategia debe planearse según un análisis constante del mercado. Si bien 2016 fue un buen año, este 2017 hay incógnitas en cuanto a factores que no dependen completamente del mercado interno.
Fuente: realestatemarket, BBVA Research